Del patio al juzgado
Hace unos días asistí a alguno de los actos conmemorativos del 25 aniversario de mi promoción de COU y escuché como una profesora "de las de antes" comentaba que "lo peor de enseñar a algunos niños de hoy son los padres", entonces recordé la máxima de los psicólogos: "padres sin autoridad niños sin límites"...
Cuando estaba reflexionando sobre esa frase, breve y cargada de contenido, oí en las noticias que una joven de 16 años, víctima de acoso escolar, se había tirado al vacío desde un sexto piso en Madrid, por lo que inmediatamente pensé en su acosador y mi mente regresó de nuevo a aquella afirmación. El acoso escolar no es una novedad, todos conocemos a alguien que, puntualmente, en la fila de clase, en el comedor o en el recreo, fue objeto de burlas y mofas en nuestros años de alumnos pero desde entonces hasta hoy aquello ha cambiado mucho. Hoy los estudios, entre otros el Estudio Cisneros X realizado entre 25.000 estudiantes de 14 comunidades autónomas nos dicen que uno de cada cuatro alumnos sufren acoso escolar, es decir, 250.000 menores de entre siete y 15 años podrían ser víctimas de acoso en España lo cual se ve especialmente agravado al extenderse el acoso por las redes sociales y aumentar exponencialmente el número de testigos pasivos del delito, y por tanto el daño, psicológico de la víctima.
En los últimos años cincuenta centros educativos han sido juzgados en España por obviar casos de acoso escolar. Finlandia, país que en encabeza año tras años los ránquines en niveles educativos, ha desarrollado un programa de nombre KIVA que nació de un serio compromiso entre el Gobierno finlandés y la comunidad educativa, que se encuentra ya implantado en el 90 % de los centros de su país y que se ha conseguido reducir en el 79 % los casos de acoso además de aumentar el bienestar escolar, la motivación de los alumnos y la reducción de su angustia y su estrés. Este programa ya ha sido exportado a países como Reino unido, Francia, Bélgica, Italia, Suecia o Estados unidos, por supuesto España no, "aquí vamos sobrados", ¿para qué? si no se necesita, mientras no se tiren por la ventana nuestros hijos...